¿Por qué emprender en septiembre?

Septiembre es muy buena época para emprender. Y no porque nosotros lo digamos.

Está demostrado que cuando se regresa a la rutina, tras las vacaciones del verano, la capacidad de concentración es mayor. Como también son mayores las ganas de hacer y descubrir. Se vuelve descansado con nuevas y mejores ideas.

Y como tú, lo normal es que todos volvamos al trabajo, con lo que se normaliza la relación entre cliente y proveedor.

La “vuelta al cole” supone, además, uno de los mayores gastos del año. Así que estamos acostumbrados a que nuestro bolsillo se resienta en septiembre y, por tanto, somos más laxos a la hora de comprar todo tipo de bienes.

Y, si lo piensas, estamos a la vuelta de la esquina la Navidad. Momento muy propicio para implementar campañas de marketing que posicionen tu producto en el mercado y aumenten las ventas.

Todo ello hace que septiembre, encarando el último trimestre del año, sea una fecha excepcional para poner en marcha esa idea que te ronda la cabeza.

No todo vale. Consejos para emprender en septiembre

Durante este verano hemos conocido este dato: solo el 15,5% de los trabajadores por cuenta propia que disfrutaron de la tarifa plana, sigue activo a día de hoy.

No es una buena cifra, teniendo en cuenta lo quela tarifa plana ha costado a las arcas del Estado en apenas 5 años: 3.200 millones de euros.

Por eso es fundamental, antes de lanzarnos al emprendimiento, entender que no todo vale y que no todos valemos para ser nuestro propio jefe.

¿Qué deberías tener en cuenta antes de convertirte en trabajador por cuenta propia?

  1. Pregúntate: ¿sirvo para esto?

Uno de los mayores problemas con los que tiene que enfrentarse el emprendedor es que no tiene piel de emprendedor. Sí, esto suena duro, pero es así.

Hay que ser consciente de que no todo el mundo sirve para ser autónomo. ¿Por qué?

Primero porque no tendrás un sueldo fijo al que atenerte. Así que si eres de los que le gusta tenerlo todo atado y dejar poco a la improvisación… este no es tu sitio.

Y no porque los trabajadores por cuenta propia no sean personas sesudas y organizadas, sino porque tienen que enfrentarse a diario a multitud de vicisitudes de las que tienen que salir airosos puesto que la supervivencia de su negocio depende de ello.

Segundo porque debes ser una persona creativa y con capacidad multitarea. Además, tienes que hablar con proveedores y ser capaz de evitar las deudas.

Y tercero, porque debes ser una persona crítica y analista.

Deberías tener la capacidad de echar un vistazo a tu negocio de vez en cuando y ver qué está yendo bien y qué mal, para ponerle remedio o invertir más en lo que esté siendo más rentable.

Cuando tu negocio depende de ti y sólo de ti, poder hacer autocrítica es fundamental. Y ser capaz de analizar de qué salud goza tu negocio y el mercado en el que te mueves, vital.

Si reúnes todos estos requisitos ¡enhorabuena! serás un buen autónomo.

En caso contrario, te recomendamos ir actualizando tu currículum.

  1. Piensa qué sabes hacer

No deberías lanzarte a montar un restaurante si no tienes ni idea de hostelería. Esa es la norma y no todo el mundo se la plantea antes de emprender. Error.

Los conocimientos propios sobre determinada materia son muy útiles a la hora de empezar con un negocio. Si conoces el producto y el mercado en el que se mueve, créeme, llevas mucho avanzado.

Deberías elegir, siempre, algo que no sea ajeno a ti.  Un bien o servicio que se te de bien, con el que te sea fácil diferenciarte de tus competidores.

Si se te da bien la costura y tienes conocimientos y experiencia, lo lógico es que montes un taller de costura antes que un bar ¿no?

Pues no todo el mundo lo tiene tan claro y de esta sencilla clave dependerá el éxito del negocio mismo.

  1. Realiza un estudio de viabilidad

No le tengas miedo a hacer un estudio de viabilidad. Aunque te lleve tiempo previo es algo realmente útil.

Si ya sabes cuál va a ser el producto que vas a comercializar, lo siguiente es que analices si tu idea es viable o no. Es decir, si te va a reportar beneficios económicos o no.

Hay muchas maneras de hacer este estudio de viabilidad. Pero en lo básico debes analizar:

– Las oportunidades del negocio dentro del mercado:

Es decir, mira qué competidores tendrías, cuál es el precio que han puesto al mismo bien o servicio que tú quieres vender, presupuestos de proveedores… oportunidades detectadas, al final, en el entorno, que te conduzcan a la concreción de tu nicho de mercado.

El espacio exacto del mercado en el que implementarás tu bien o servicio.

– El cliente potencial:

Descubre en qué te diferencias para encontrar el cliente exacto al que dirigirte (dentro del nicho de mercado).

Ahorrarás tiempo y dinero si afinas “el tiro” lo máximo posible.

– Requisitos legales:

Piensa si necesitas un local o no, si tu producto soporta tasas o impuestos especiales, qué requerimientos legales son exigidos antes de “levantar la persiana” de tu negocio…

Debes hacer las cosas bien desde el principio si no quieres enfrentarte a multas y sanciones.Para ello, lo mejor es que, si no eres muy ducho, confíes en profesionales que hagan por ti todo el papeleo.

– Plan de negocio que quieras llevar a cabo:

No debes ponerte a trabajar “a lo loco”, sin una estrategia concreta.

Piensa en establecer un plan de gastos (stock, proveedores, materia prima, alquiler…) y otro de ventas (provisión de ventas al mes, estacionalidad en momentos como verano cuando descienden o navidad cuando aumentan, lanzamientos, ofertas…).

Y, con todo, puedes marcarte un plan de marketing que haga posicionar tu marca y tu producto por encima del resto de los competidores del mercado.

  1. Con qué financiación cuentas

El último consejo es que, antes de lanzarte a emprender, pienses con qué financiación cuentas.

No quiere decir que tengas que tener un capital abrumador en el banco para ser autónomo, pero sí que analices concienzudamente qué dinero necesitarás para empezar y de dónde lo sacarás.

Al principio los gastos suelen ser mayores que los beneficios, por norma, así que piensa si puedes externalizar determinadas partes del proceso de tu producción para abaratar el producto.

Si recurres a una entidad financiera para solicitar un préstamo, no olvides que tendrás que devolver los intereses del mismo. No pasa nada, pero inclúyelos en tu plan de gastos.

Si lo prefieres, como alternativa a la banca tradicional hay plataformas de financiación en las que una multitud de inversores anónimos apuestan por los proyectos en los que creen. Hablamos del crowdlending, suele ser más barato y accesible.

 

Noticia original: https://infoautonomos.eleconomista.es/blog/emprender-en-septiembre/